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  • Psicopedagoga Karla Garrido

Cómo afecta el bullying en el rendimiento académico de los niñ@s

Una realidad preocupante en los centros escolares

El acoso escolar o “bullying” es una realidad preocupante en nuestros centros escolares, ya que puede traer consecuencias devastadoras tanto a nivel social como personal. Cuando hablamos de "bullying", nos referimos a situaciones en las que uno o más estudiantes acosan e intimidan a otro utilizando diversos métodos como insultos, humillaciones, exclusión social, apodos despectivos, violencia física, y amenazas, a veces prolongándose durante meses o años. Estas situaciones pueden evolucionar hacia el "ciberbullying", que implica agresiones a través de medios tecnológicos y hace que la víctima no solo sufra estas conductas en el entorno escolar. 


Una de las señales distintivas de esta forma de violencia es que implica el ejercicio de poder entre pares, llevándose a cabo de manera intencional y constante con objetivo de dominar o infundir miedo en otra persona. Estos actos de intimidación tienden a aumentar en ausencia de una supervisión adecuada por parte de adultos. Es por ello que estos comportamientos suelen ser más comunes en el recreo, las entradas y salidas del centro escolar o a través de redes sociales.


El acoso escolar puede traer consecuencias como el cansancio, la falta de concentración y dificultades escolares en los estudiantes que lo sufren, afectando así su capacidad de respuesta ante los objetivos educativos que se les exigen. En ocasiones estas dificultades escolares no solo se ven reflejadas en las calificaciones de la víctima, sino en su conducta con actitudes pasivas y de rechazo hacia el mundo académico. 

Además, los daños emocionales como la falta de motivación, la baja autoestima, la depresión o la ansiedad repercuten en  su desempeño  académico, ya que la víctima de bullying puede llegar a pensar que su valía personal es nula y dejar de esforzarse y luchar por mejorar. 




Indicadores de acoso escolar

Os compartimos algunos indicadores que pueden ser relevantes a la hora de detectar si un estudiante está siendo víctima de bullying:

  • Cambios en el comportamiento. Observa si el estudiante ha experimentado cambios repentinos en su comportamiento, como volverse más retraído, nervioso o triste.

  • Problemas físicos inexplicables. Pon atención a dolores de cabeza o de estómago recurrentes, ya que podrían ser señales de estrés relacionado con el bullying.

  • Cambios en las interacciones sociales. Observa si el estudiante ha empezado a evitar ciertos lugares o grupos de personas.

  • Cambios en los hábitos de sueño o alimentación. Cambios en los hábitos de sueño o alimentación pueden ser indicadores de estrés relacionado con el bullying.

  • Pérdida o daño de pertenencias. Pon atención a pérdidas o daños de sus pertenencias que no tengan una explicación clara.

  • Comportamiento agresivo o dominante. Observa si el estudiante comienza a mostrar comportamientos agresivos o dominantes hacia otros, podría ser una forma de compensar el acoso que está experimentando.

  • Pérdida de interés en los estudios. Fíjate si hay una disminución repentina en el rendimiento académico o si pierde interés en actividades escolares que antes disfrutaba.

  • Evitación del centro escolar. Si el estudiante comienza a faltar a clases con frecuencia sin una razón válida podría ser porque está intentando evitar situaciones de acoso.


Como se ha expuesto anteriormente, las consecuencias del acoso escolar son alarmantes. Si junto con el centro escolar llegamos a confirmar una situación de acoso, debemos estar preparados para apoyar al estudiante que lo ha sufrido. Es crucial que desde el entorno escolar y familiar no se ignoren estas situaciones, se tome conciencia de ellas y se trabaje en soluciones para prevenir y abordar este problema. También, es importante buscar ayuda profesional a tiempo para atender las necesidades del estudiante que ha sufrido bullying.


Para ello, la intervención multidisciplinar puede ser clave. Un psicopedagogo puede ayudarle a compensar las dificultades académicas que encuentre y le dará herramientas para afrontar los retos escolares y recuperar su confianza en sus habilidades académicas. Por otro lado, la intervención psicológica será crucial en estos casos, ya que tratará los daños emocionales derivados del acoso escolar.


Ante un acoso llama al  900 018 018 gratuito y con atención 24 horas. Teléfono habilitado por el Ministerio de Educación, FP y deporte.


Desde APRes contamos con una cita de valoración inicial donde centramos nuestro esfuerzo en brindar un asesoramiento profesional y especializado que tenga en cuenta tus principales necesidades. Para ello, contamos con pruebas de medición (detección precoz) que nos permitirán obtener una visión objetiva y global de tu motivo de consulta.




 

Referencias

Brown, A., Smith, J., & Garcia, M. (2018). Effects of bullying on academic performance: A longitudinal study. Journal of Educational Psychology, 110 (3), 382-394.

Davis, R. (2020). Bullying and school avoidance: Understanding the link. Journal of Child Psychology and Psychiatry, 61(8), 921-935.

De Dios González, S. y Peña Herrera, B. (2023) El Acoso Escolar o bullying, La Mente es Maravillosa. Recuperado en: https://lamenteesmaravillosa.com/el-acoso-escolar-o-bullying/

Espinoza-Valdez, A., Márquez-Jaramillo, I. A., Rodríguez-López, D., y  Silva-García, J. G. (2016). Acoso escolar y rendimiento académico en alumnos de enseñanza primaria en Mexicali. Ciencia & Futuro, 6(1), 104-118.

García, L. (2019). Social consequences of bullying in adolescence. Developmental Psychology, 55(2), 210-225.

Gerenni, F., y Fridman, L. (2015). El Bullying y su vínculo con la personalidad, el rendimiento académico y la autoestima de los adolescentes. {PSOCIAL}, 1(3), 71-82.

Quiñones, J. O. D., Jaén, M. D. M., y García, Á. P. (2017). Influencia del “bullying” y el “ciberbullying” en la motivación de los estudiantes de secundaria y su efecto en el rendimiento académico. Etic@ net. Revista científica electrónica de Educación y Comunicación en la Sociedad del Conocimiento, 17(2), 220-246.



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