Existen diferentes modelos para abordar las intervenciones, y la elección de uno u otro dependerá de las dificultades que presente el niño. La Integración Sensorial de Ayres® es uno de ellos, de especialización tan solo para terapeutas ocupacionales. La teoría de integración sensorial fue creada por la Dra. A. J. Ayres, entre los años 1950 hasta su fallecimiento en 1988.
¿Qué es la Integración Sensorial?
“Es el proceso neurológico que organiza las sensaciones del propio cuerpo y del medio ambiente, y hace posible usar el cuerpo efectivamente en el entorno” A.J. Ayres®.
¿Y esto qué quiere decir? Todo lo que hacemos, decimos o sentimos es la consecuencia de la información que nos llega a través de nuestros sentidos. Organizar e interpretar esta información sensorial es la esencia de percepción, y si hay alteraciones en este proceso, la percepción que tenemos del entorno y nuestro cuerpo hace que nuestras respuestas no se adapten a lo esperado en cada situación.
En resumen: Una adecuada integración de la información sensorial, es la base de todo el desarrollo, el aprendizaje y la conducta del niño.
La terapia de Integración Sensorial de Ayres® se basa principalmente en el procesamiento de la información de 3 sentidos: vestibular, propioceptivo y táctil.
¿Cómo es la intervención en Integración Sensorial?
El tratamiento en Integración Sensorial se basa en la motivación intrínseca del niño para desarrollar todo su potencial a través del juego.
Se parte de los intereses de juego del niño, y desde ahí, se le acompaña en el proceso de desarrollo de las habilidades que se están viendo comprometidas. Para ello, se le proporcionan los estímulos sensoriales en una intensidad que sea capaz de registrar, modular y discriminar adecuadamente.
Si el niño está integrando adecuadamente la información sensorial, dará cada vez mejores respuestas. Y este es el objetivo que se persigue: conseguir una Respuesta Adaptada.
La Respuesta Adaptada se define como la “Acción adecuada en la que el individuo responde satisfactoriamente a las demandas del entorno” (Ayres, 1979).
Así, en una sesión de Integración Sensorial, el niño elige el juego hacia el que está motivado, y con ayuda del terapeuta ocupacional se van planteando desafíos. Cada vez que supera un desafío (utiliza y organiza la información sensorial en el ambiente), se produce un nuevo aprendizaje.
¿Cuándo sospechar que mi hijo tiene problemas de Integración Sensorial?
Modulación:
Le cuesta mantener la atención
Se asusta con cualquier ruido o le molestan sonidos que a otros niños no.
No le gusta que le peinen, corten la uñas y/o el pelo, pongan crema,…
Nunca está quieto.
Se mueve mucho en la silla o se levanta constantemente.
Parece que solo sabe moverse corriendo y saltando.
Es miedoso en los parques de juegos.
Discriminación/Praxis:
No tiene el juego esperado a su edad.
Se cae, golpea con las cosas o tropieza frecuentemente.
Usa demasiada fuerza, se le rompen las cosas.
Se tumba sobre la mesa o se sujeta la cabeza con la mano.
Es muy desorganizado al escribir, pintar, en las tareas escolares.
Pierde sus cosas, casi nunca sabe dónde las ha metido.
Tarda mucho tiempo en hacer las cosas: vestirse, comer.
Tiene mala letra, aprieta mucho el lápiz, se sale de la línea, se cansa mucho al escribir.
No tiene cuidado con sus compañeros, les golpea sin querer dañarles.
Social/emocional/conductual
Muestra desinterés o apatía hacia muchas cosas.
Bajo autoconcepto, no quiere hacer nada solo.
Tiene muchas “manías”, rutinas.
Le cuesta relacionarse con otros niños.
Termina llegando a las manos en las disputas.
Enfados muy fuertes desde muy pequeño.
Si identificas muchos de estos comportamientos en tu hijo, te recomendamos acudir a un Terapeuta Ocupacional para que pueda realizar un diagnóstico.